Tras 15 años de avances en la consecución de unos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que no tenían precedente, el mundo ha centrado su atención en sus sucesores, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en un período de transición hacia la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible recientemente aprobada. Al examinar los logros y los asuntos pendientes en torno a los ocho ODM, la comunidad internacional, encabezada por las Naciones Unidas, llevó a cabo un exhaustivo proceso de consulta con partes interesadas de todas las esferas de la sociedad y acordó los 17 ODS que se perseguirán en los próximos 15 años. Con la aspiración general de acercar a las personas y al planeta y no dejar a nadie atrás, la Agenda 2030 constituye una oportunidad única para inspirar la acción global para el desarrollo en todo el mundo, incluido en el ámbito del deporte para el desarrollo y la paz.

El deporte ha demostrado ser una herramienta eficaz en función de los costos y flexible para promover la paz y los objetivos de desarrollo. Desde la concepción de los ODM en el año 2000, el deporte ha desempeñado un papel esencial en el refuerzo de cada uno de los ocho Objetivos, un hecho que ha sido reconocido en numerosas resoluciones de la Asamblea General. En la resolución 70/1, titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” y aprobada en 2015, también se reconoce el papel del deporte en el fomento del progreso social:

“El deporte es otro importante facilitador del desarrollo sostenible. Reconocemos que el deporte contribuye cada vez más a hacer realidad el desarrollo y la paz promoviendo la tolerancia y el respeto, y que respalda también el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, las personas y las comunidades, así como los objetivos en materia de salud, educación e inclusión social”.

Aprovechando este enorme potencial del deporte, la Oficina de las Naciones Unidas sobre el Deporte para el Desarrollo y la Paz (ONUDDP) lleva mucho tiempo reuniendo a las personas a través del deporte y apoyando este último en favor de las iniciativas de paz, desde grandes acontecimientos deportivos hasta actividades de base. Estas iniciativas ayudan a que el deporte explote su máximo potencial para cumplir los Objetivos.

La participación regular en actividades deportivas y físicas genera diversos beneficios sociales y para la salud. No solo tiene una incidencia directa en la forma física, sino que también inculca opciones de estilos de vida saludables a los niños y los jóvenes, ayudándoles a estar activos y luchar contra las enfermedades no transmisibles. Varios estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud también han puesto de manifiesto que el ejercicio físico puede estimular una salud mental y un desarrollo cognitivo positivos. Se ha vinculado el ejercicio a la mejora de la autoestima y la confianza en uno mismo, así como a la generación de efectos positivos para las personas que sufren depresión y ansiedad.

El deporte contribuye al bienestar independientemente de la edad, el género o la etnia. Todos disfrutan de él y su alcance es inigualable. Por ejemplo, la Federación Mundial de Taekwondo creó la Taekwondo Humanitarian Foundation para promover este arte marcial en campamentos de refugiados de todo el mundo. Estas iniciativas conciencian sobre la situación penosa de los jóvenes refugiados y están totalmente en armonía con los ODS, especialmente con el relativo a la salud (Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades).

Los niños y los jóvenes se benefician enormemente de la actividad física. Las actividades físicas y el deporte, combinados con el plan de estudios, son necesarios para una educación completa (Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos). El deporte ofrece aprendizaje permanente y educación alternativa para niños que no pueden asistir a la escuela. Al participar en actividades deportivas y físicas con la escuela, los estudiantes están expuestos a valores deportivos fundamentales, entre ellos el trabajo en equipo, el juego limpio, el respeto de las normas y de los demás, la cooperación, la disciplina y la tolerancia. Estas aptitudes son esenciales para la futura participación en actividades grupales y en la vida profesional y pueden estimular la cohesión social dentro de las comunidades y sociedades. Teniendo en cuenta los beneficios que ofrece el deporte para el desarrollo personal y social, el aumento del acceso y la participación es un objetivo de desarrollo primordial.

Por este motivo, la ONUDDP lleva a cabo desde 2012 su Programa de Liderazgo Juvenil con el objetivo de capacitar y empoderar a jóvenes líderes de comunidades desfavorecidas para utilizar el deporte como herramienta de progreso. En el campamento del Programa de Liderazgo Juvenil organizado en Hamburgo (Alemania), en febrero de 2016, se recibió e integró en el grupo a seis refugiados, poniendo de relieve la capacidad del deporte para fomentar la inclusión y unir a las personas.

Además, el deporte en su forma más básica fomenta la participación equilibrada y tiene la capacidad de promover la igualdad de género (Objetivo 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas). A través del deporte y la actividad física, se puede empoderar a las mujeres y las niñas, que además pueden beneficiarse de su efecto positivo sobre el estado de salud y psicosocial.

La participación femenina en el deporte también cuestiona los estereotipos y papeles sociales que se asocian comúnmente a la mujer. El deporte puede ayudar a las mujeres y las niñas a demostrar a la sociedad su talento y sus logros al hacer hincapié en sus aptitudes y capacidades. Esto a su vez mejora la autoestima y la confianza en uno mismo de las mujeres participantes. El deporte también ofrece oportunidades de interacción social y amistad, que pueden sensibilizar a sus homólogos masculinos sobre los papeles asignados al género y transmitir beneficios sociales y psicológicos a personas y grupos.

Por ejemplo, el proyecto Diyar Consortium llevado a cabo en el Estado de Palestina ilustra efectivamente la capacidad del deporte para promover la igualdad de género. El proyecto creó un centro deportivo para brindar a las mujeres la oportunidad de participar en el deporte, aprender aptitudes transferibles y adquirir conocimientos para el empleo. La Unidad Deportiva Femenina Diyar se fundó en 2008 y un gran ejemplo de su éxito está representado por el Equipo de Fútbol Femenino Diyar, que se convirtió en uno de los principales equipos de fútbol nacionales del Estado de Palestina. En 2011 el equipo ganó el primer Campeonato de la Liga Palestina de Fútbol Femenino. Las integrantes del Equipo de Fútbol Femenino Diyar están ahora implicadas con la academia, abierta en 2012, donde entrenan y transmiten sus conocimientos a niñas más pequeñas. Además, Diyar ha desarrollado una sólida red y asociaciones con organizaciones palestinas e internacionales, lo que ha permitido que el proyecto cobre impulso y gane apoyo para ser sostenible. Este proyecto benefició no solo a las mujeres, sino al conjunto de la comunidad.

A través de las iniciativas de la ONUDDP y sus asociados, el deporte contribuye a hacer más inclusivas las ciudades y comunidades (Objetivo 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles). En abril de 2016, viajé a Nepal para asistir a la inauguración del proyecto Table Tennis for NepALL, cuyo objetivo es fomentar la inclusión de las personas con discapacidad. Es un gran ejemplo de cómo el deporte puede fomentar el desarrollo social cambiando las percepciones sobre las personas con discapacidad y brindando a estas personas la oportunidad de participar en el deporte pese a los considerables obstáculos. En particular, tras el devastador terremoto ocurrido en Nepal en 2015, el deporte creó un sentido de normalidad y autoeficacia para los supervivientes.

Además, el deporte puede utilizarse como herramienta válida para la prevención de los conflictos y la promoción de la paz duradera, puesto que tanto el deporte como su universalidad tienen la capacidad de transcender culturas (Objetivo 16: Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas).

En su contribución a la paz, el deporte a menudo ofrece entornos seguros a nivel comunitario y de base, en los que los participantes se unen en la búsqueda de objetivos e intereses comunes, aprenden los valores del respeto, la tolerancia y el juego limpio, y desarrollan competencias sociales. Como denominador común y pasión compartida, el deporte puede tender puentes entre comunidades independientemente de sus diferencias culturales o divisiones políticas. En época de conflicto o inestabilidad, las actividades deportivas pueden ofrecer a los participantes un sentido de normalidad.

Fui testigo de cómo puede utilizarse el deporte para promover el entendimiento mutuo y el diálogo en zonas de conflicto durante el Programa de Liderazgo Juvenil celebrado en Gwangju (República de Corea) en 2013. El programa reunió a participantes de la República de Corea y la República Popular Democrática de Corea, brindándoles a unos y a otros la oportunidad de darse cuenta de que comparten más similitudes que diferencias y ayudándoles a disipar las percepciones negativas del otro. El Programa de Liderazgo Juvenil fue una herramienta esencial para que los dos países utilizasen el deporte para generar vínculos sociales que les ayuden a fomentar el acercamiento, el respeto, el entendimiento mutuo y el diálogo.

Para la verdadera mejora del desarrollo mundial y la consecución de los ODS es fundamental el establecimiento de asociaciones sólidas y cohesionadas. El mundo está más interconectado que nunca y el fenómeno mundial del deporte tiene el poder de conectar las influyentes redes de diversos asociados y partes interesadas con un compromiso común con el desarrollo duradero. En este sentido, el mundo del deporte puede ofrecer poderosas redes de asociados y partes interesadas comprometidas con el uso del deporte para el desarrollo sostenible (Objetivo 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible).

Un ejemplo destacado de este tipo de asociación en este contexto es la cooperación entre las Naciones Unidas y el Comité Olímpico Internacional (COI), una entidad que goza de la condición de observador en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que comparte con la ONUDDP, en calidad de asociado clave, varias iniciativas conjuntas en el ámbito del deporte para el desarrollo y la paz. Por ejemplo, la Asamblea General ha aprobado varias resoluciones sobre la tregua olímpica. Cada cuatro años, las Naciones Unidas instan a los Estados Miembros, todas las partes en conflicto y otras partes interesadas a respetar la tregua durante la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, con la esperanza de que un día de tregua pueda dar lugar a una semana de paz, un mes de paz y, finalmente, poner fin a la guerra. De este modo, los valores olímpicos se han convertido en un importante componente del deporte y la educación con una larga tradición en la promoción de la paz. La resolución 70/4 de la Asamblea General, titulada “Construcción de un mundo pacífico y mejor mediante el deporte y el ideal olímpico”, fue copatrocinada por 180 Estados Miembros de las Naciones Unidas y aprobada por consenso en 2015. En la resolución, los Estados acordaron observar la tregua olímpica desde el séptimo día anterior a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río de 2016, celebrada en agosto, hasta el séptimo día posterior a la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos de Río de 2016, celebrada en septiembre.

Estos Juegos tendrán un enorme poder para inspirar y unir a las personas de todo el planeta. El Brasil acogerá los primeros Juegos Olímpicos y Paralímpicos de América del Sur. También por primera vez, los refugiados estarán representados por su propio equipo olímpico. Estas dos características sin precedentes de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2016 muestran que no son competiciones feroces, sino oportunidades únicas para construir una sociedad más inclusiva y enviar un mensaje de paz, inclusión y respeto. Los grandes acontecimientos deportivos pueden ayudar a impulsar el desarrollo social, el crecimiento económico, la salud, la educación y la protección ambiental, especialmente si forman parte de políticas a largo plazo coherentes y sostenibles a nivel municipal, regional y nacional.

Sin embargo, el deporte sigue enfrentándose a numerosas dificultades para explotar su verdadero potencial. Con demasiada frecuencia vemos ejemplos de intolerancia, racismo, odio y violencia durante encuentros deportivos. Las organizaciones deportivas, los agentes, los jugadores y los aficionados deben hacer todo lo que puedan para luchar contra estos males y aprovechar totalmente el poder positivo del deporte. Al igual que en muchos otros ámbitos, la corrupción también afecta al deporte. La corrupción mata al deporte y no debe tolerarse la mala praxis en él, incluido el dopaje. Nuestro papel consiste en seguir luchando contra los abusos y promover la adopción de la buena gobernanza, la integridad y la transparencia. También debemos procurar hacer de los ODS el centro de todas las organizaciones deportivas.

Pese a estas dificultades, el enorme poder positivo del deporte y su pasión seguirán uniendo a las personas y promoviendo un mundo más inclusivo y pacífico a través de sus valores y principios universales. Históricamente, el deporte ha desempeñado un importante papel en todas las sociedades y ha actuado como sólida plataforma de comunicación que puede utilizarse para promover una cultura de paz. Es y seguirá siendo una de las herramientas más versátiles y eficaces en función del costo para promover los valores de las Naciones Unidas y cumplir los ODS. 

Los niños juegan al fútbol en la Academia de Fútbol ACAKORO en la sección de Korogocho de Nairobi, Kenia, septiembre de 2015